Luego de un sinnúmero de especulaciones acerca de quién diseñaría el vestido de la novia, el gran honor fue para Sarah Burton directora creativa de Alexander Mcqueen. Burton también fue la encargada de diseñar el traje que vistió Kate luego de la boda.
Aunque honestamente esperábamos un vestido mucho más "recargado" ya que en la mente conservabamos la imagen de Lady Di, nos encantó que aunque sencillo fue muy elegante, totalmente apropiado para una boda de la monarquía Inglesa y el aire clásico gracias a la aplicación del fino encaje, un estilo que a muchos recordó el vestido utilizado por Grace Kelly en su matrimonio con el príncipe Raniero de Mónaco. La cola del vestido fue relativamente corta si la comparamos con la de la princesa Diana: la de Kate fue de dos metros y 70 centímetros de largo, y la de Diana de siete metros y 62 centímetros, lo que les dificultaba la tarea a las niñas encargadas de llevarla. Sin lugar a dudas el vestido de Kate fue totalmente acorde a su estilo personal, y a una monarquía que cada vez se hace menos "exigente" con las tradiciones, como por ejemplo la necesidad de pedir un certificado de virginidad a la novia, omitido por primera vez con Kate Middleton, lo que muchos atribuyen al color marfil, en vez de blanco, de su vestido.
Las diferencias entre el matrimonio de Lady Diana y el príncipe Carlos, y el de Kate y William no se limitan al estilo del vestido, el largo de la cola o la exigencia de una novia virgen, sino también al número de invitados y lo más importante, el amor y larga convivencia de los novios previa a su matrimonio que se manifestó en las miradas durante la ceremonia y el tan esperado beso en el balcón del Buckingham Palace.
L.B.
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